Los jueves de 2011 en la casa-museo La Chascona (Fernando Márquez de la Plata 192, Bellavista, Santiago).

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miércoles, 8 de abril de 2009

Carlos Cardani Parra (Santiago de Chile, 1985)

Carlos Cardani Parra (Santiago de Chile, 1985): Estudiante de Bibliotecología y Documentación de la Universidad Tecnológica Metropolitana. Participó en talleres de poesía, narrativa y dramaturgia en Balmaceda 1215. Ha sido incluido en la antología del taller de poesía Santa Rosa 57 (Alquimia Ediciones, 2007) y en La Gran Capital (Calabaza del Diablo, 2006). Ha participado en encuentros poéticos como Poquita Fe 2004 y Descentralización Poética, entre otros. Próximamente será publicado su primer poemario titulado Raso, por Balmaceda Arte Joven Ediciones.

(De: En el nombre)

Del enterrador

Hermosa, como la lápida del enemigo
Es esa paz de cajón sin deudos y de tierra suelta
De trabajar sin el llanto de tres días, sin flores entre las paladas
Esa del murmullo por un rezo, de un arrastrar de zapatos por vez
Así de hermosa es la vista alzada y perdida entre cruces, mármoles, cristos
Plena, profunda como la de un campesino mirando su cosecha

Del bombero

Todos organizan sus vidas al borde del accidente
El fuego de los alimentos antes del derrame
La electricidad antes de perder el cause
Los fósforos antes de caer en el descuido, en el desquiciado
Entonces ahí las llamas, el rescate
Entonces ahí la lucha de elementos contrarios
Hacha contra madera
Agua contra fuego
Hombre contra natura
Haciendo que el caos no se haga de muertos
Que la tragedia no sea digna del noticiario
Que la perdida sea mínima
Que la gloria siempre sea anónima, local

Del campesino

La tierra y él se piden descanso
La tierra avisa como el dolor de rodillas antes de la helada
Él agotado como la primera fruta cayendo de madura
Pero no se escuchan
El hambre de agua, el plato en la mesa no permite
Ni el cese del arado, ni el tranque del riego
Ni que la familia niegue alimentar las capitales
Entonces se espera, se hace la rutina
De que agua y sol haga de semillas cosechas
Y de cosechas el dinero para lo que no se siembra