Carmen García (Santiago, Chile, 1979): Es socióloga de la Universidad Católica. Fundadora y editora de la revista Plagio. Ha participado en la organización de diversas actividades culturales, entre las cuales destacan el concurso de cuentos breves Santiago en 100 palabras, el ciclo de poesía escrita por mujeres Cita a ciegas con Neruda y el ciclo de poesía joven A-ttak. Durante el año 2000 es becaria de la Fundación Pablo Neruda. Ese mismo año recibió la beca de creación literaria para escritores noveles del Consejo Nacional del libro y la lectura por su libro La insistencia. ”, publicado el 2004 por Libros de la Elipse. El año 2005 es distinguida con una Beca Fulbright para estudios de postgrado en Estados Unidos. Desde agosto de 2006 y por un año reside en Nueva York. El 2007 gana la Beca de Creación Literaria del Consejo del Libro para escritores profesionales para la escritura de su segundo libro titulado El Libro de los Pájaros.
Yo me pregunto quién es el que habla por las noches
con la sombra de quién habla el pájaro que tirita en mi cabeza
a quién conoce el silencio
hacia dónde vuela el corazón que llevo entre las manos
Tengo una cruz en la mitad del rostro
un abismo celeste que mira diminuto
la ciudad oscura donde ya nadie habita
En poco tiempo, todo estará cubierto de agua
las casas, los niños dormidos, el vientre de las mujeres,
las rosas enterradas
En pocas horas, abriremos un camino que nos conduce hacia nada
ahí dejaremos crecer la barba de los abuelos
tomaremos el té con los muertos de la familia
en ninguna parte hablaremos con dios el idioma de la lluvia
su dialecto que cruje abandonado
y veremos a las niñas pasear descalzas
con los pies rotos
con las muñecas quebradas
desenterrando el corazón de los pájaros.
Alguien creyó que el metal de los huesos era blanco
el esqueleto reconoce a los antepasados
repite sus nombres con una estela de vidrio
y sus nombres dejan un brillo que alguien sigue con la mirada
Si hubiese que desenterrar sus dedos para ver hacia donde indican
lo haríamos con las rodillas y la boca
a pesar de la lluvia
a pesar de la nada
plantaríamos semillas en los ojos de los muertos
para que el mito sea de los otros.
Mis hermanos se limaron las uñas con las piedras
descosieron su sangre y su sangre
fue veneno blanco en la boca del sin miedo
Ya nadie camina por los jardines de crin
Nadie lleva la copa colgando de una oreja
Ninguno entiende la calma en medio de la noche
Mis hermanos se rompieron los dedos con las piedras
en homenaje a alguno que tejió una mantilla para los insomnes
y dejó la tierra cubierta de hilo negro
Entendiendo que dormir es un homenaje a los ciegos.
(Poemas inéditos)
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Yo me pregunto quién es el que habla por las noches
con la sombra de quién habla el pájaro que tirita en mi cabeza
a quién conoce el silencio
hacia dónde vuela el corazón que llevo entre las manos
Tengo una cruz en la mitad del rostro
un abismo celeste que mira diminuto
la ciudad oscura donde ya nadie habita
En poco tiempo, todo estará cubierto de agua
las casas, los niños dormidos, el vientre de las mujeres,
las rosas enterradas
En pocas horas, abriremos un camino que nos conduce hacia nada
ahí dejaremos crecer la barba de los abuelos
tomaremos el té con los muertos de la familia
en ninguna parte hablaremos con dios el idioma de la lluvia
su dialecto que cruje abandonado
y veremos a las niñas pasear descalzas
con los pies rotos
con las muñecas quebradas
desenterrando el corazón de los pájaros.
(Aparecido en Sur·Sud. Siete poetas chilenos.
Antología realizada en el marco del Encuentro de poetas chilenos en París. Abril 2008.)
Antología realizada en el marco del Encuentro de poetas chilenos en París. Abril 2008.)
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Alguien creyó que el metal de los huesos era blanco
el esqueleto reconoce a los antepasados
repite sus nombres con una estela de vidrio
y sus nombres dejan un brillo que alguien sigue con la mirada
Si hubiese que desenterrar sus dedos para ver hacia donde indican
lo haríamos con las rodillas y la boca
a pesar de la lluvia
a pesar de la nada
plantaríamos semillas en los ojos de los muertos
para que el mito sea de los otros.
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Mis hermanos se limaron las uñas con las piedras
descosieron su sangre y su sangre
fue veneno blanco en la boca del sin miedo
Ya nadie camina por los jardines de crin
Nadie lleva la copa colgando de una oreja
Ninguno entiende la calma en medio de la noche
Mis hermanos se rompieron los dedos con las piedras
en homenaje a alguno que tejió una mantilla para los insomnes
y dejó la tierra cubierta de hilo negro
Entendiendo que dormir es un homenaje a los ciegos.