Los jueves de 2011 en la casa-museo La Chascona (Fernando Márquez de la Plata 192, Bellavista, Santiago).

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miércoles, 8 de abril de 2009

Guido Arroyo (Valdivia, Chile, 1986)

Guido Arroyo (Valdivia, Chile, 1986): Ha hecho circular su libro-objeto Postales (Bs. As, 2006) y una plaquette adelanto de su libro Cerrado por derrumbe (Editorial Fuga, 2008). Críticas literarias, artículos, entrevistas y creaciones suyas han aparecido en diversos medios, destacan: La Avispa (Mar del Plata), Grifo (Santiago), Fosa (Temuco), LP5 (Chile), además de las revistas digitales letras.s5, lanzallamas y La Siega. Dirige la editorial Alquimia.


Daguerrotipo del militante prematuro

Contenida en moldes de yeso
la memoria parece atardecer

en especial ahora cuando ordeno
mi cuerpo cosido sobre la mesa

los rústicos trazos reproducen
y amplifican intacto el odio

abro un paréntesis para mi huella
rojo merodeo que visualiza

papel de envolver rasgado sobre el muro
legando una consigna que perturba

como molino absorbido por el óxido

o este falso amanecer en la provincia.


Sangre chorrea por los bordes de Duchamp

Recordé que mi padre orinó sangre
cuando estábamos en Lima, en un miserable baño público
yo lo abracé como quien abraza a un amigo, a su manera
lo agradeció con sutil gesto parecido en el fondo
a la mueca que hizo mi madre cuando le conté
que un tal Duchamp había situado un urinario en un museo
de allí para adelante el arte no sería lo mismo
-sería un arenal con un poco de oro y mierda-

Que gesto más ocioso, dijo, el silencio
parecía un abrir y cerrar de puertas oxidadas
pero dime cuán sucio estaba, preguntó alguien
cuyo nombre olvido justo ahora

cuando sangro -por primera vez- en el baño del Bellas Artes.


Naturaleza Muerta

“Llanterío
No es por cadáver exquisito que
me restriego los ojos
ni por la mejor filosofía que asisto
a los cenáculos de los quitapenas”

Elvira Hernández.

Ingreso premunido de esperanzas
como alumno de primer año de arquitectura
o la puta de falda cuadrillé que frisa los sesenta
o el poeta de sombrero alón que todos fuimos algún día
..........al antro que alumbra una calle sin paz.

Veo a Li-Po abrazando una botella
.........redonda
....................o amarilla

era verdad que no ha muerto
equilibra sus codos sobre una mesa coja.

........................Intento retratarlo pero no doy lápiz con vida ajena.

Procuro abolir el vacío
......................................de este blanco intangible, un trazo rosa
una ciruela estallando entre los labios,
pero no hay rama que sostenga al fruto
porque de mi pantalla emana un hedor a primavera
un aroma una lágrima un poema por cada cuota.

Toda naturaleza muerta debería recordarnos
nuestro fracaso
-rozar tal vez el brote, percibir a lo lejos poesía-.

Dibujo entonces
una fotografía del Quitapenas
para recordar que una botella se empolva
bajo mi mesa.

***

Paisaje clásico japonés
dibujado un día de otoño
-como cualquiera-


cierran el paso del otoño los cerezos
un camino barroso se cubre de flores secas
..............................................................los árboles mecen su soledad hacia el viento
.......................................una rana salta entre las flores sin tocar el arroyo

(un tipo pierde su cabello mientras contempla
un paisaje clásico que volverá a contemplar
hasta el infinito, hasta que su calvicie le permita
olvidar el horizonte para conocerlo realmente)

gaviotas en V se deslizan sobre el monasterio
...............................................................todo sucede en el claro de la montaña

(alguien que hace yoga busca esta imagen en internet
ha navegado largas horas y olvidado su apellido
el sol se extingue y un lienzo negro cubre el paisaje
que se anhela contemplar cristalizado en la pantalla)

todo cambia, menos el dibujo que quedó sin firma

...............................................................nada existe, después del oscuro reverso.


Naturaleza Muerta

Tiempos de “estabilidad”, ni una palabra de amor.

La gobernabilidad del pueblo a modo de mordaza
y la mordaza cubriendo los ojos
cuando cruzas la cordillera sobre un hilo.

Tu cuerpo no es parte del pueblo y el pueblo es
una ilusión de equilibrista, como tu cuerpo, que abulta kilos
desde la penumbra se aferra a un latón de cerveza
formado con restos de Nagasaki. Lugar común
se vuelve la derrota no vivida. Sin embargo
resulta inútil echarse a llorar
sobre los hilos desta hoja los infortunios de mi patria

mientras nadie devuelve la mirada inestable
a esos restos que dan palos en lo oscuro.