Marcelo Guajardo Thomas (Santiago de Chile, 1977): Becario de la Fundación Pablo Neruda durante el año 2003. Se ha adjudicado el concurso de poesía de la Universidad de Santiago Premio Rolando Cárdenas, el primer lugar del Concurso Nacional de poesía para jóvenes Armando Rubio Huidobro correspondiente a la primera versión del encuentro internacional Chilepoesía, además del concurso de poesía Dolores Pincheira Oyarzún organizado por la Sech de Concepción y el primer lugar en el concurso nacional de poesía Stella Corvalán de la ciudad de Talca. Durante el 2009 recibe La Beca de Creación Literaria del Fondo del Libro y Lectura en la categoría escritores profesionales. Ha publicado Teseo en el mar hacia Cartagena editado en Santiago el año 2001 y reeditado en versión corregida y aumentada en 2008 por Ediciones del Temple y El dolor de los enjambres editado en Concepción el año 2004 por la Sociedad de Escritores de Chile de esa ciudad. Actualmente prepara el volumen Cocaví con su poesía inédita escrita entre el 2002 y 2008.
Las plantas acumuladoras del bienpensante evangelizador
crecen en la tierra roja intoxicada por los relaves.
Como en aquellas ciudades candado que tienen entre otras
costumbres retroceder ante las réplicas, asistiendo
muy a regañadientes a las nuevas formas del pensamiento.
Nuestras capitales se deforman por el ruido de la invisible
guillotina, o lo que queda de ella, blandiendo los cuchillos
para compensar lo que ha dejado la ciega apresurada del pastizal.
Aquella que quema la mitad de las veces al débil víctima por regla
y manifiesto. Inicia el fuego ese ángel descalzo de la empalizada
una mañana de apacible y permanente envidia. Desde el aire
el campo adquiere la forma de un crucifijo que separa los sectores
escogidos para las diferentes especies. Los días de riego el agua
se filtra a las raíces de un modo viscoso. Como buena voluntad.
Y esa viscosidad es tanto o más el final de un proceso
de divagación desde la metrópolis. Cuando a los treinta años
se te hace más difícil decidir que es de ti y qué de los otros.
Tienes esa vaga sensación de que no perteneces a ningún lugar.
Pero sabes que la tierra está intoxicada en la cuadrícula a pocos
kilómetros de una ciudad pletórica de ciudadanos comunes
y corrientes y eso termina por incomodarte.
(Poemas de: cocaví)
Revival field
(lejos de los irritantes proyectitos latinoamericanos)Las plantas acumuladoras del bienpensante evangelizador
crecen en la tierra roja intoxicada por los relaves.
Como en aquellas ciudades candado que tienen entre otras
costumbres retroceder ante las réplicas, asistiendo
muy a regañadientes a las nuevas formas del pensamiento.
Nuestras capitales se deforman por el ruido de la invisible
guillotina, o lo que queda de ella, blandiendo los cuchillos
para compensar lo que ha dejado la ciega apresurada del pastizal.
Aquella que quema la mitad de las veces al débil víctima por regla
y manifiesto. Inicia el fuego ese ángel descalzo de la empalizada
una mañana de apacible y permanente envidia. Desde el aire
el campo adquiere la forma de un crucifijo que separa los sectores
escogidos para las diferentes especies. Los días de riego el agua
se filtra a las raíces de un modo viscoso. Como buena voluntad.
Y esa viscosidad es tanto o más el final de un proceso
de divagación desde la metrópolis. Cuando a los treinta años
se te hace más difícil decidir que es de ti y qué de los otros.
Tienes esa vaga sensación de que no perteneces a ningún lugar.
Pero sabes que la tierra está intoxicada en la cuadrícula a pocos
kilómetros de una ciudad pletórica de ciudadanos comunes
y corrientes y eso termina por incomodarte.