
ye olde ez
Such wast thou,
Who art now
But buried dust and rusted skeleton.
Motionless, placed in vain,
Mute mirror of the flight of speeding years,
Sole guard of grief
Sole guard of memory
Ezra Pound, Canzoni.
Who art now
But buried dust and rusted skeleton.
Motionless, placed in vain,
Mute mirror of the flight of speeding years,
Sole guard of grief
Sole guard of memory
Ezra Pound, Canzoni.
el viejo Ez, querido Loomis
que primero se diluye entre los versos
de los griegos para luego
fundirse en el fascio y la tormenta
equivocada. Que ideograma chino se construye
—a la manera de un tatuaje maorí en el brazo de un
treintón post-punk en una feria artesanal
en los suburbios o en el mismo downtown—
sin saber como el mayor poeta en el resquicio
de la Humanidad y el Canto,
de la gesta de los Cides, los Ulises,
los emperadores luminosos del Oriente Celeste.
Ay del pobre Loomis en su celda su barraca su hospital,
idos los ojos, el pelo revuelto por la traición, el chaleco claro de cuello
alto y la chaqueta cubriendo el pescuezo del condenado
a la horca metafísica del abandono y las visitas con horario.
Condenado a ser condena de los gringos
que no entienden la aberrante usura y
reniegan del naif fascismo en onda corta
como si la culpa fuera del Old Ez y no
de aquella distorsión de las vanguardias
y su afán de ser modernas como el tiempo.